Nunca antes visto: batalla campal entre barras y evangélicos

Insólito. El estadio del Alianza Lima acogió un encontronazo entre su hinchada organizada y miembros de una iglesia evangélica que invadieron el estacionamiento para reclamar su propiedad. El enfrentamiento se saldó con al menos tres detenidos y un herido, producto de los golpes que se dieron con palas, cascotes y maderas los unos a los otros.

Los evangélicos, ataviados con camisetas celestes y cascos de obra, entraron en la madrugada de ayer al estacionamiento del estadio y borraron cuatro escudos del Alianza Lima, lo que fue considerado como una provocación por los vecinos de Matute, barrio del distrito limeño de La Victoria muy identificado con este equipo de fútbol.

Los barras ingresaron al recinto deportivo por una entrada trasera armados con maderas y sorprendieron a los religiosos, a quienes persiguieron por todo el estacionamiento hasta que la Policía pudo intervenir.

En medio de los gases lacrimógenos lanzados por los agentes para dispersar a ambos grupos, los fanáticos del club blanquiazul se retiraron a refugiarse al estadio, momento que aprovecharon los religiosos para contraatacar y golpear duramente a uno de sus atacantes, según mostraron imágenes de la televisión.

Una vez controlada la situación, la Policía desalojó el recinto y envió a ambos grupos a las calles cercanas, donde se mantiene una tensa calma que los seguidores de Alianza aprovecharon para volver a pintar los escudos borrados durante la madrugada.

Ellos exigen que se respete la casa de Alianza Lima, vigente campeón de la liga peruana, mientras que los otros le responden que ahora es la casa de Dios.

Los disturbios sumaron un nuevo capítulo al litigio que protagonizan el club limeño y la Iglesia Cristiana Mundial El Aposento Alto, liderada por el pastor Alberto Santana, un polémico personaje que ha sido cuestionado por sus declaraciones homofóbicas y su apoyo abierto a la líder opositora Keiko Fujimori.

El grupo religioso ya había anunciado hace casi un año su objetivo de adquirir el estadio Alejandro Villanueva para convertirlo en su sede principal, que acoja a los 20.000 feligreses que dice tener en el país.