Pese a 90 días de protestas, Urbieta se aferra a intendencia

Intendente de Concepción prometió que dejaría el cargo si seguían las protestas. Pasaron casi tres meses de ello y la situación de la ciudad es caótica, con calles destrozadas y obras mal ejecutadas. Haciendo caso omiso a los 90 días de protesta que llevan a cabo los ciudadanos de Concepción, Alejandro Tati Urbieta (PLRA) sigue firme al frente del Municipio.

El escrache se traslada a diferentes puntos de la ciudad y se mantiene frente a la vivienda del jefe comunal, donde constantemente se viven momentos de tensión entre manifestantes y la policía.

Los ciudadanos exigen la salida de Urbieta y piden a los concejales la intervención de la administración. Asumen que existen muchas irregularidades cometidas durante los dos periodos al mando del político liberal.

Una de las principales quejas es sobre la venta del Puerto Nanawa por USD 700.000 a la empresa TLP, por las sospechas de negocio ilícito.

Además, critican el pésimo estado de la ciudad, con calles destrozadas y obras mal ejecutadas, junto con una supuesta falta de transparencia en el manejo de los recursos.

Al inicio de las movilizaciones ciudadanas, que coincidió con el de otras en varias ciudades del país, Urbieta aseguró que iba a dejar el cargo si la gente seguía protestando, de tal modo a apaciguar la tensión en esta cabecera departamental.

La Cámara de Senadores no está ajena a la situación que se vive en los distintos municipios donde la ciudadanía pide intervención ante las denuncias de corrupción que obran en contra de sus autoridades. La senadora colorada Blanca Ovelar apoya a los manifestantes y, en contrapartida, la senadora liberal María Eugenia Bajac se inclinó por el jefe comunal.

Ovelar señaló que “hay una situación que se agrava en la ciudad de Concepción y no nos tiene que pasar por alto, más aún cuando estamos en tiempos de despertar ciudadano. Es una indignación real y pido a la policía que no se extralimite en su reacción”, dijo. Bajac señaló que toda movilización es legítima hasta que se extralimita. “Es una manifestación destructiva y violenta”, sostuvo.